*Esta reseña apareció originalmente en el sitio minuevaeadad.com:
https://www.minuevaedad.com/actualidad/2017/7/5/el-libro-del-mes-el-palacio-de-los-suenos/
Título:
El Palacio de los sueños
Autor:
Ismaíl Kadaré
Editorial:
Cátedra
Número
de páginas: 232
Año:
1981
¿Literatura
albanesa? ¿Pero eso existe? Entendería que muchos se hicieran esta pregunta al
leer la reseña de una novela de un autor albanés, del mejor autor albanés de la
historia, y de uno de los novelistas fundamentales del siglo XX y parte del
XXI; y además, candidato eterno al Nobel, premio Príncipe de Asturias de las
Letras en el año 2009 y ganador del prestigioso Man Booker Internacional. Estas credenciales son más que suficientes
para responder a la pregunta: Sí, existe la literatura albanesa. Y El Palacio de los sueños, una de sus
cumbres, es una de las novelas claves de finales del siglo XX.
Ismaíl
Kadaré desarrolla su narrativa inmerso en el abismo del terror de un Estado
totalitario y sanguinario: la Albania comunista de Enver Hoxha. Escribir, y
tratar de ir en contra de los preceptos del realismo
socialista, significaba jugarse la vida. El Palacio de los sueños
es una de las apuestas más arriesgadas de Kadaré, que lo colocó al borde del
desastre. La obra fue censurada durante siete años y Kadaré acabó seriamente
amenazado por el Régimen. ¿Qué representaba esta novela para resultarles tan
peligrosa a los dirigentes del Partido Comunista de Albania?
El
Estado totalitario es un engranaje que tritura a los individuos, incluso
controlando sus pensamientos: porque el Palacio se encarga de recolectar,
estudiar, clasificar e interpretar, los sueños de todos los súbditos del
Imperio. Necesita encontrar, entre ellos, los que denuncien futuras
conspiraciones para que así puedan ser reprimidas antes de que ocurran; nada
puede ser más arbitrario. Tal y como sucedía en el Régimen de Enver Hoxha, un
sistema erigido a golpe de sospechas, consolidado con juicios sumarísimos y
asesinatos. Esa es la denuncia que ejerce Kadaré en esta novela repleta de
símbolos y situada en el Imperio Otomano durante sus tiempos de ocupación de
Albania como escenario para, así, establecer una comparación, sin nombrarlo, con
el Régimen albanés. Kadaré construye uno de los mayores alegatos contra el
totalitarismo comunista, sin mencionar ni una vez al tirano, ni a Stalin, ni a
la Unión Soviética, ni a nadie.
Esto
es posible porque la novela de Kadaré alcanza mucho más allá, cargada con unos componentes
kafkianos y oníricos demoledores. El texto entronca con el imaginario sobre el
control de las masas desplegado por George Orwell en su obra 1984. El tema de las novelas de Kadaré
siempre gira en torno a la alienación del individuo dentro de una sociedad, la
mayoría de las veces zarandeado por reglas tan inhumanas como incomprensibles.
En el seno de la distopía se inserta un funcionario, Mark-Alem, que hará
carrera en el Palacio, recorriendo todos los estamentos y aprendiendo de las
prácticas para descifrar los sueños indeseables. El sistema opera con una
malignidad repulsiva y aterradora.
Por
todo ello, El palacio de los sueños
fue una novela muy peligrosa para su autor, un texto con el que los integrantes
de la inteligencia política del Estado de Enver Hoxha se sintieron amenazados.
Esta novela, que merece ser calificada como una obra maestra de Kadaré —y no es
la única, afortunadamente—, es también la mejor forma de trabar conocimiento,
gracias a un texto fascinante, absorbente e inquietante, con una de esas
literaturas marginales que encierran obras y autores mayúsculos. Y, por
supuesto, la manera en que, una vez descubierto por el lector, Kadaré lo
acompañe ya para siempre, con la excelencia de su obra y el descomunal grito de
su denuncia.
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