LO ESTÉRIL DE LO IMPOSTADO
Realmente no, no es un buen libro este 84, Charing Cross Road. Es efectista, está coloreado de una capa de pedantería que no es sino un ejercicio de ego de una escritora mediocre y, lo que es peor –porque parece que han engañado algunos críticos con ello-, en ningún caso es un conmovedor ejercicio de amor a los libros, ni una reivindicación de la literatura, ni nada por el estilo. Es un descomunal monumento al ego llevado a cabo por una autora discretísima.
Argumentalmente
insostenible, estructurado en una secuencia de cartas cruzadas entre la propia
escritora desde Estados Unidos y una librería de Londres, la novela supuestamente
desarrolla la peculiar relación en la distancia que va fraguando entre la
compradora y el librero. Supuestamente, afirmo, porque el libro, estéril en
emociones y en el retrato de los personajes (y mucho hace para ello el talante
impostado de las cartas), presenta a una autora caricaturizada en su papel de pseudo
intelectual encastillada, amante de la literatura clásica inglesa, contrapuesta
a un Frank Doel, el librero, difuminado, apenas esbozado, tras las respuestas
comerciales que van tornándose en líneas de forzada calidez.
Porque no, aquí no
hay tal calidez humana, ni sensibilidad, ni esos elementos que nos intentan
vender los editores y parte de la crítica. La novela es un texto menor, casi
diminuto me atrevería a decir, aburrido por muchos momentos, que presenta una
narración casi inexistente en las cartas cruzadas, y que se despacha con una
extensa enunciación culturalista de autores y volúmenes, citas de obras y de
títulos a mayor gloria de los conocimientos de su autora. En este
sentido, 84, Charing Cross Road, puede terminar resultando irritante,
sin entrar a valorar el peculiar sentido del humor de Hanff, la mayoría de las veces
lindando con lo repelente.
Pero el libro cayó
de pie, fue abrazado por la crítica y por los lectores, soberanos a la hora de
decidir aquello que merece la pena. Realmente, esos lectores fueron engañados
en la maniobra comercial, deseosos como estaban de que alguien escribiera un
libro que hablara sobre libros, o sobre la lectura, sobre el coleccionismo y el
mismo fetichismo que sentían ellos. La identificación forzada, esa que se
pretende de la autora con los lectores, con los devoradores de obras, los que
bucean a la búsqueda de volúmenes en las librerías de viejo, se quiebra, falla.
Es imposible establecer ninguna conexión con un texto plano, que por decreto se
ha decidido que es algo totalmente diferente a lo que realmente resulta: un
ejercicio de la pedantería ridícula de la autora Helene Hanff.
Ese texto es un fiasco: el
fiasco que representa un texto que se vende como un homenaje y una declaración
incondicional de amor a los libros y que no es sino una acumulación de
presuntas genialidades de su autora, aplastado por el peso del culturalismo,
lastrado por la incapacidad narrativa y herido de muerte por el tono de desgana
y descuido generales que lo atraviesa. Y ya, que sí, que lo sé, que es todo
verdad, que realmente ocurrió, que las cartas son reales… Entonces, si eso es
cierto, todavía empeoran mucho más las cosas.
Durante dos años me he resistido a la lectura del libro, más que nada porqué el exceso de entusiamo de las múltiples reseñas encontradas en la Red me hacían sospechar de él. Una vez leído, opino que no hay para tanto con el libro. No llego a coincidir al 100 % con tu opinión pero casi.
ResponderEliminarUn saludo (y si me lo permites, enlazo tu entrada a mi blog).
Muchas gracias por tu comentario Lleixes, me agrada que estés casi de acuerdo conmigo, y por supuesto permito y agradezco que lo enlaces a tu blog.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por invertir tu tiempo visitando este sitio.
Fabulosa reseña. Puedo estar de acuerdo con algunas cosas, no es el libro de los libros eso está clarísimo. Pero para mí sí describe la pasión de desear un libro concreto y cambia la visión,por lo menos en mi caso, de los libros que han tenido otros dueños... aunque reconozco que los textos quedan cortos y pobres. El retrato de los personajes es inexistente, pero desprenden ternura de forma humana, lo cual me parece complicado de conseguir en un texto tan breve. Creo que no es un libro que haya que encumbrar pero entiendo que a los amantes de la lectura, esos que se emocionan al tener entre las manos el libro deseado, engancha y emociona. Porque a mí me ha pasado. Y te preguntarás ¿Por qué nos has puesto todo esto esta mañana??? Pues porque iba con prisas, ya que llegaba tarde, pero sobretodo porque esta reseña me ha hecho reflexionar y analizar lo que he sentido realmente con el libro. 😉
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