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Calle Este-Oeste de Philippe Sands:
Libro del año 2017 para Achtung!
No
es una novela. Ni está escrita por un autor de renombre que haya firmado grandes
obras. Realmente, no presenta una estructura original ni es un dechado de
recursos narrativos. Sin embargo, gracias a todo esto, muestra algo que es muy
necesario en la escritura: una verdad
literaria, que no necesariamente debe ser una verdad real y tangible,
aunque en este caso también lo sea. Porque se trata de una historia tremenda.
Una historia terrible, elaborada desde la inocencia y la sencillez. Y por todo
eso, es el libro del año para Achtung!
En
mi anterior columna de El Odradek,
la perteneciente al día 22 de diciembre,
aproveché para dar un repaso a las lecturas
del 2017, y terminé anunciando que, el libro del año, lo dejaba para este
último Odradek y así cerrar
haciéndole los honores que se merece. Puedes consultarla en este enlace:
El
libro del que voy a hablar me llegó de sorpresa.
Un poco como suelen llegar todos aquellos libros llamados a perforarnos el alma
y hacerse con un huequecito en nuestro interior. Me lo envió, para celebrar mi 50 cumpleaños, una de esas grandes
amistades del Instagram literario.
Yo apenas había oído hablar de él, acaba de salir. Pero algo me dijo que ese
texto de 600 páginas sería el
encuentro con una historia de las que no se olvidan. Un libro de los que no me
han servido las editoriales, de esos que no han tenido la amabilidad de
enviarme para que ejerza mi crítica
que, como bien sabéis, siempre es independiente
y libre aquí en Achtung!
Y
aun así, y dado que no suelo atender
a libros que no vengan desde la editorial, porque considero que el enorme
esfuerzo que significa mi tarea de leer, comparar, enlazar y analizar, al menos
se merece la molestia de que alguien meta un libro en un sobre y se acerque hasta
correos a cambio del inmenso favor que le estamos haciendo —qué menos—, pues
pese a todo eso, es el libro del año.
Sin duda.
Y
también lo es en homenaje a la
persona que me lo regaló, que desde el primer momento ya supo que este libro
estaba escrito para mí, que era más
mio que de cualquiera.
Vayamos
con el autor: Philippe Sands,
londinense. No es un escritor de novelas. Ni de ningún tipo de obra de ficción.
De hecho, es profesor de Derecho
Internacional y abogado. Es autor de ensayos jurídicos y legales y ejerce
de columnista en algunos medios. Y ha participado en algunos documentales.
Con
motivo de una conferencia que tuvo que dar en la ciudad de Lviv —quizás más conocida por nosotros los españoles como Lvov—, se activaron los resortes del
recuerdo, de la indagación personal, de la investigación familiar y del retrato
biográfico. Con eso, le fue suficiente para escribir un relato de vidas y
sucesos encadenados al horror del siglo
XX, aferrados al nazismo, al Holocausto
y al exterminio.
Calle
Este-Oeste, editado por Anagrama, es el mejor libro
que se ha publicado en España durante
el año 2017. Así lo consideramos en Achtung!, y en parte se debe a la forma
en que se plantea, se escribe y se resuelve un empeño ya de por sí
mastodóntico: retratar biográficamente a dos personalidades como las de Hersch Lauterpacht y Rafael Lemkin, cuyo aporte legal ha
sido primordial para conceptualizar jurídicamente los términos crímenes contra la humanidad y genocidio.
Sin
embargo, el empeño no queda ahí. Había que desafiar a la historia con su
contrapunto tenebroso, y allí emerge la tremenda y terrible figura de Hans Frank, el Gobernador General de la
Polonia ocupada por los nazis y encargado de convertir toda aquella zona en
un monumental vertedero de razas
destinadas al exterminio. El problema en Frank,
además, radicaba en su condición de abogado, con lo que puso al servicio de la
ley una complicada ilegalidad que debía hacerse legítima.
Frank debía
justificar, lo necesitaba, con sus peregrinos fundamentos de derecho, toda la
operación destinada a admitir el reasentamiento de millones de judíos en sus
territorios, en donde, además, se erigían los peores campos de exterminio.
De
este modo, nos topamos con un binomio
narrativo de un magnetismo irresistible: dos abogados que batallan, cada
uno por su lado, para tipificar los crímenes de guerra, y un criminal de guerra
que lucha por declararse inocente en los Juicios
de Núremberg. Todo ello, aderezado con la fascinante indagación del autor
en los orígenes de su propia familia, víctimas a su vez de los nazis, de Frank y del Holocausto.
En
el libro de Sands todo posee su
reverso, su opuesto, su negativo. Es como si creyera en un equilibrio cósmico
en donde las fuerzas del mal y del bien se acaban nivelando. Así, a las figuras
luminosas de Lauterpacht y Lemkin se les opone Hans Frank. Al abuelo del autor, Leon, se le confronta el amante de Rita, su mujer, y a este amante se le
contrapone el propio amor homosexual de Leon
por su mejor amigo, Max.
Este
equilibrio de fuerzas encontradas, alcanza la sublimación en dos figuras antagónicas:
Niklas, el hijo de Hans Frank, que aborrece a su padre y
lo considera un asesino, y Horst, el
hijo de Otto von Wätcher, que fue gobernador
nazi del distrito de Galizia. Horst, sin embargo, cree que su padre
actuó con rectitud y diligencia, que su padre era un ser maravilloso. Así se
contraponen las fuerzas en el libro.
Entonces,
descubrimos con pasmo que todo el siglo
XX, por no retroceder más atrás dado que eso sería un ejercicio tan pasmoso
como enloquecedor, ha estado en permanente lucha, en continuo equilibrio
milimétrico entre luz y oscuridad, bien y mal, salvación y horror, crimen y
redención.
Es
decir: entre nazismo y Walter Benjamin,
Holocausto y Primo Levi, fosas comunes y Stefan
Zweig, espanto y pensamiento, tortura y Jean Améry, muerte y testimonio, verdugos y testigos, Reinhard Heydrich y Elie Wiesel, la conferencia de Wansee y los Juicios de Núremberg, Auschwitz
y todos nosotros, lectores.
El
sistema elegido por Sands para poner
en marcha su relato es bien simple. Nos cuenta la historia de Lauterpacht desde sus ascendientes,
hasta el inicio del Juicio de Núremberg,
de una forma completamente biográfica. Después, repite el esquema con Lemkin, y también lo hace con Frank. Entre cada capítulo biográfico
de estos personajes inserta otros apartados en donde nos muestra sus propias
indagaciones familiares, movidas con cierto sentido del género negro, realizando las pesquisas pertinentes y explicándonos
los métodos de investigación seguidos.
Así,
el libro alcanza un punto determinante. Prácticamente resueltos los enigmas
familiares, ahora toca juntar a los tres protagonistas históricos en Núremberg y ver como Lauterpacht, Lemkin y Frank se
desenvolvieron durante el juicio, el momento crucial en sus vidas. Realmente,
el texto se ha encargado de cuatro
biografías (si incluimos la historia familiar de Sands como una biografía) y de la historia de un juicio tratado
con cierta asepsia.
¿Qué
quiero decir con esto? Que realmente Calle Este-Oeste no es una novela,
desde luego es a lo que menos se parece. Podría ser un relato biográfico con ciertos toques de autobiografía o autoficción, dado que el autor se
incluye como personaje en la narración. Nos encontramos ante un libro que no es
nada de lo anterior, y por tanto, es todo ello: esta es su principal virtud, el
cruce de géneros, sin perder de vista el potente componente del biografismo histórico. Y así, es como Sands ha sido capaz de alcanzar esa
cualidad tan valiosa: aproximarnos a la verdad
literaria.
¿De
qué verdad literaria estoy hablando?
¿A qué me refiero? Me refiero al motivo por el cual este libro es el libro del año. Toda obra literaria, si
no es bastarda, interesada, o meramente falsaria, encierra en su interior una Verdad con mayúsculas, una Verdad tan grande, incuestionable y
demoledora, que la convierte en una obra
de arte. En esa Verdad aparece
la voz del autor, la forma en que ha elegido la manera de contar su historia, y
en función a la sinceridad, quizás a la honestidad que se encierra en aquella Verdad, la obra adquiere un relieve que
la hace trascender en sí misma y que
nos trasciende a nosotros. Entonces,
se consigue el milagro.
Eso
ocurre con Calle Este-Oeste, que logra trascender, primero como obra
de arte literaria, después como vehículo que encierra una Verdad tan enorme y abrumadora, tan
aplastante, que nos transforma una
vez que la hemos leído. Y ningún libro de los publicados durante el 2017 consigue eso. Es una
característica privativa y personal de Philippe
Sands y de su trabajo, un hallazgo conseguido en el momento en que decide
elegir formas simples de aproximarse al dolor, al sufrimiento, a la realidad,
al mal del siglo XX, sin grandes
efectos, únicamente contando las cosas como son, con cierto orden cronológico,
destapando, mostrando, enseñando.
Cualquier
otra estructura hubiera marchitado la Verdad
que se contiene en Calle Este-Oeste. La historia es la historia de sus
protagonistas, en donde el autor se relega a ser un mero narrador-compilador de
los hechos, que expuestos de forma comprensible son suficientes para apoderarse
de todo el protagonismo y hacernos entender. Y detrás de este discurso simple y
sencillo se encuentra, se escucha, la voz de las víctimas, pero también (en uno
de esos contrapuntos espeluznantes que caracterizan el libro) el bramido de los
verdugos.
La
historia de Sands es,
fundamentalmente, la historia de las víctimas. De ahí la enorme importancia del
libro, y el acierto a la hora de elegir una estructura que no ahoga esas voces
y que, todo lo contrario, las individualiza y amplifica, y nos las hace llegar
claras y nítidas. Y así, leyendo las 600
páginas redactadas por Sands, cumplimos
con la idea de Elie Wiesel: quién
escucha a un testigo, o lo lee, se vuelve en un testigo también. Eso es lo
verdaderamente importante.
Lo
mismo sirve para la presentación y reflexión acerca del mal que se caracteriza
en Hans Frank o en algunos comparsas
que aparecen en el texto. Todo ha sido tratado de una conveniente forma natural
para que los mensajes sean recibidos con velocidad, con una presteza que puede
parecer imposible si se almacena en 600
páginas de escritura abigarrada de muertes y horrores.
Este
libro es un trans-género literario
que aglutina memorias, autoficción, biografía, autobiografía, relato,
narración, investigación, misterio, Historia, crónica de tribunales, informes
jurídicos, testimonio, crónica de sucesos…, pero en absoluto novela; por ello,
es Gran Literatura. Porque la Verdad salta a la vista en cada uno de los
elementos que configuran el libro. La realidad, tan dolorosa e insoportable,
aparece en relieve, palpita angustiosa, para instalarse en nuestro interior y
cambiarnos la vida.
Es
el milagro de la literatura. Es el milagro de Calle Este-Oeste.
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