lunes, 12 de agosto de 2019

Margo Rejmer-Bucarest. Polvo y sangre


*Esta crítica apareció en achtungmag.com:
http://www.achtungmag.com/margo-rejmer-vision-de-bucarest-entre-el-polvo-y-la-sangre-de-la-historia/

Margo Rejmer: visión de Bucarest entre el polvo y la sangre de la historia

La escritora y periodista polaca Margo Rejmer ha escrito en Bucarest. Polvo y sangre, publicado por La Caja Books, un libro extraordinario para comprender la verdadera naturaleza de esa ciudad y de sus habitantes. Siguiendo la línea del maestro Kapuściński, y también la de la Premio Nobel Svetlana Aléksievich, en el libro se otorga la palabra a los personajes que vivieron las tres fases más recientes de la ciudad: la ominosa época de Ceaușescu, los momentos peligrosos del cambio, y la desesperanzadora etapa actual. Algunos capítulos, como el dedicado a la Casa del Pueblo, el de los perros callejeros, o los que dan noticia de la extraña Revolución que terminó con el fusilamiento del matrimonio de tiranos, resultan impresionantes merced a la forma en que están escritos: con apego al suceso histórico, sin desdeñar el lirismo, escuchando las voces de quienes importan. Por todo ello, hoy, en este Odradek de los viernes de Achtung!, hablamos de la Bucarest de Margo Rejmer.

Y lo primero que me viene a la cabeza a la hora de hablar de Bucarest es mi estancia en esa ciudad, hace ya mucho tiempo: allá por noviembre y diciembre de 1991. Llegué en un ferrocarril-tortuga que tardó más de un día en unir Sofía con la capital rumana. Era de madrugada y mi compañero de compartimento, un estudiante de canto, se asustó mucho ante mi inconsciencia turística. Me insistió en que la ciudad era muy peligrosa.
Los problemas de entonces, esos que acechaban en la mente del cantante de ópera, y que me podían afectar, eran la alta posibilidad de sufrir un robo, y una violenta manifestación de mineros que amenazaba con sembrar el caos en la ciudad. Además, la estación, aquella Bucuresti Nord de enigmáticos nombres anunciados en sus paneles, trenes a Constanza o Baia Mare, no era segura para un descerebrado como yo.
Margo Rejmer, autora de Bucarest. Polvo y sangre.
El muchacho hizo gala de la amabilidad rumana y me acompañó hasta que me registré en un hotel. Al día siguiente me mudé a una habitación en una casa particular administrada por el servicio estatal, pero eso ya forma parte de otra historia que no tiene cabida aquí.
Con este recuerdo bucarestino, que puedo unir al de las Navidades de 1989 en una pensión londinense, aún retengo el nombre, Royal Court Lodge, y su montaña de tostadas para desayunar mientras veíamos las imágenes de la BBC en donde iban dando noticia de la Revolución que se había desencadenado en Bucarest, hasta que el día 26 de diciembre, el mítico Boxing Day británico, se me atragantó el bacón y hasta el zumo de naranja con las imágenes del fusilamiento de la pareja de sátrapas comunistas: Nicolae Ceaușescu y su esposa Elena Petreșcu —viceprimera ministra, doctora en química y, al parecer, casi analfabeta— eran ajusticiados sin miramientos.
Instantánea de la ejecución del matrimonio Ceaușescu.
Mi paseo por las desiertas calles londinenses ahogadas en el día festivo estuvo acorde con la desolación que me había producido, mejor dicho, nos había producido a los millones de europeos, el desenlace de aquella locura a la rumana. Pero si un país era capaz de doctorar en química a una analfabeta, mediante coerción, amenazas, corrupción, purgas, despidos y favores… entonces podía ser capaz de cualquier cosa al sumirse en un caos revolucionario, tal y como Margo Rejmer nos parece advertir en un capítulo de su libro acerca de la insostenible e insoportable arquitectura bucarestina: Algo oriental, algo demencial.
Mucho de eso hay en esta historia que, siguiendo el acierto con los títulos, la escritora polaca ha bautizado como Polvo y sangre. El polvo y la sangre del fusilamiento del Conducător, el polvo de una ciudad herrumbrosa y medio en ruinas, y la sangre de todo un pueblo sometido al comunismo, a la Revolución y a lo peor de la economía de mercado salvaje y desencadenada: mafias, drogas, prostitución, asesinatos, crímenes, corrupción…

El ciudadano rumano, actualmente, se encuentra indefenso ante el rugido de la historia, una historia que durante el siglo XX y esta parte del XXI ha sido como un drama en tres actos.
El primer acto se corresponde con aquella Rumanía comunista de Gheorghe Gheorghiu-Dej, porque, en efecto, antes de Nicolae Ceaușescu ya estaba otro desgraciado amargándole la vida a la gente desde su condición de Secretario General del Partido Comunista Rumano Presidente de la República, cargos a los que accedió Ceaușescu después de que la cirrosis se llevará por delante a su antecesor.
Gheorghe Gheorghiu-Dej.
De esa época comunista, de la era Ceaușescu, encontramos testimonios en el libro de Margo Rejmer que resultan casi increíbles si no supiéramos que en aquel desastre de país demencial todo era posible. Y todavía todo sigue siendo posible.
Portada del periódico El País en donde anuncia el final del Conducător  y su esposa.
Algunos de los disparates que se mencionan en el libro pueden ser tomados como meras ideas infantiles, como la de intentar enhebrar al régimen del Conducător la herencia de Trajano y DecebalTrajano, el emperador romano de origen hispano, como conquistador de los dacios —es decir, de los antiguos rumanos— y fundador de la Rumanía romana, y Decebal, el áspero rey de la tribu, prodigio militar y estratega, que prefirió el suicidio antes de caer en las manos romanas.
Decebal.
Un ejemplo de que todo es posible en Rumanía se encuentra en este doble binomio de búsqueda de una identidad, el conquistador que da gloria y el conquistado que, con su valor, genera la estirpe de sangre valiente. Tanto, que cerca de la ciudad de la localidad de Orșova, en una orilla rocosa del Danubio, se ha erigido la estatua de piedra más alta de Europa, 40 metros: dicen que es Decebal, pero si nos fijamos bien allí vemos al gran Jabba The Hut, el personaje de la Guerra de las Galaxias.


Disparates inocuos aparte, que pueden ser más o menos pintorescos o graciosos, otros asuntos que nos narra Margo Rejmer en el libro no tienen ni pizca de gracia, como la alianza del general Ion Antonescucon Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y los 250 mil judíos deportados a Campos de exterminio, o el pacto posterior con Stalin, que hizo lo que le vino en gana con el país y con sus minorías.
Un par de sellos conmemorativos de Ceaușescu:


Sobre estos asuntos conviene recordar algunos textos del escritor rumano Norman Manea, exiliado en Estados Unidos y que entre sus temas trata el Holocausto, los movimientos migratorios caprichosos llevados a cabo por el estalinismo y la vida cotidiana y terrorífica durante el régimen comunista en Rumanía.
Norman Manea.
Destacan, entre su numerosa obra, El sobre negroEl regreso del húligan (una excepcional autoficción biográfica), los relatos de Felicidad obligatoria (título basado en la obligación que imponía el régimen comunista, todo el mundo debía sonreír porque Rumanía era el paraíso de la felicidad), El té de ProustLa guarida y un ensayo sobre los dictadores de elocuente título: Payasos, todos ellos editados por Tusquets.




Y ya que hablamos de Bucarest, y aprovechamos que el Dâmbovița pasa por la ciudad, no puedo dejar de recomendar La gran trilogía de Gregor Von Rezzori, compuesta por Un armiño en ChernopolMemorias de un antisemita y Flores en la nieve, libros en los que el autor nacido Czernovitz, en la Bukovina, nos muestra cómo era la Rumanía que formaba parte del Imperio Austrohúngaro y el Bucarest de esos años, especialmente en Memorias de un antisemita, la mejor de las tres novelas (editadas en un solo volumen publicado por Anagrama).

En los últimos años, el mayor culpable de aproximarnos literariamente a Bucarest ha sido el prodigioso Mircea Cărtărescu. A continuación os dejo un par de enlaces a críticas y análisis que he realizado en Achtung! de sus libros, para que complementéis la imagen de la ciudad que ofrece Margo Rejmer con la del escritor:
Y ya que hablamos de literatura rumana, esta panorámica:
Tampoco fue un acto nada inocente (ahora que ya nos hemos puesto al día sobre literatura rumana prosigo con el libro de Margo Rejmer), enviar como trabajadores forzosos a la construcción del canal Danubio-Mar Negro a todos los opositores del régimen, ya fueran intelectuales o campesinos, políticos o ciudadanos de a pie. En esto de la construcción de canales como sistema de reeducación, el comunismo ha tenido uno de sus puntos fuertes, como por ejemplo el Mar Banco-Báltico de Stalin, devorador de indeseables. Las víctimas del canal de Ceaușescu, a día de hoy, siguen siendo un misterio.
Dos imágenes de La Casa del Pueblo:


El sistema comunista rumano fue una inmensa trituradora. Una de las numerosas testigos a las que entrevista la autora declara:
Todos estábamos igual de indefensos ante el sistema”.
Esta era la idea política del Conducător, un país en el que, mediante la colectivización forzosa, es decir, el robo de sus pertenencias, ganado y cosechas a los agricultores, perseguía un objetivo:
que todo el mundo tenga lo mismo, una misma nada”.
Y una vez controlado todo el sistema, los resortes del Estado totalitario podían centrarse en su verdadero cometido, aniquilar cualquier voluntad de la población. En la ciudad de Pitești, a unos 120 kilómetros de Bucarest, y conocida por su excelente aguardiente de ciruela, se albergaba uno de los peores centros de detención del comunismo de Ceaușescu. Un superviviente de la cárcel de Pitești declara en el libro:
Creo que los métodos empleados en Pitești no existen siquiera en el infierno. Ni siquiera allí. Hay cosas que la mente humana es capaz de imaginar”.
Obviamente, este periodo ha dejado una huella profunda en los rumanos, que sin embargo prefieren olvidar, incluso soslayar. Sobre este curioso aspecto del comportamiento rumano, encontramos estas declaraciones en el texto:
Todos los rumanos somos fatalistas. La historia nos ha enseñado a sufrir. Nos ha preparado a la eventualidad de perderlo todo. Y aparte de esto, nos dividimos en idealistas y pesimistas. Los idealistas saben cómo debería ser Rumanía, pero al confrontar su visión con la realidad, viven amargados. Los pesimistas, por su parte, ni siquiera están amargados, sencillamente no alberga esperanza alguna”.
Como ya he comentado en la entradilla, uno de los capítulos más impactantes es el dedicado a la construcción de La Casa del Pueblo, titulado El panteón del dios rumano. Lo primero que hace la autora es definir la monstruosa construcción como:
un edificio con los atributos de un agujero negro”.
En efecto, porque Ceaușescu destruyó más de 7.000 casas de la parte alta de la ciudad, la más antigua e histórica, además de doce iglesias, dos sinagogas y tres monasterios. Se baraja que durante la construcción de la mole (el edificio administrativo más grande del mundo junto con el Pentágono) murieron cerca de diez mil trabajadores, aunque las cifras nunca han podido ser comprobadas. No es de extrañar, por tanto, que se afirme que el edificio de La Casa del Pueblo:
está levantado contra el ser humano”.
Por supuesto que hay quien se pregunta cómo los rumanos no se rebelaron antes contra su Amado Líder. En el libro encontramos una afirmación determinante:
Si tenía yo en mi piso seis grados de temperatura, ¿cree usted que iba a pensar en cómo rebelarme contra Ceaușescu o en como calentar el cuarto de baño para que mi hija no cogiera cistitis cuando iba a hacer pis?”.
Otro aspecto demencial lo encontramos en el capítulo dedicado al Decreto 770 que el primero de octubre de 1966 emitió Ceaușescu sobre la interrupción legal del embarazo. Obsesionado con un boom de la natalidad que llevara al país a los 25 millones de rumanos en el año 2000, el aborto pasa a ser reprimido con furia. Los abortos clandestinos se sucedieron, los nacimientos de hijos no deseados también, se incrementaron los huérfanos y las condiciones atroces en los orfanatos, los preservativos debieron comprarse de contrabando, y así nació toda una generación desdichada, la de los hijos del decreto.
Dos carteles de los Ceaușescu caracterizados como padre y madre del pueblo rumano:


Los abortos se realizaban en casa, muchas veces las mujeres se hacían ellas mismas los raspados; se usaban agujas de punto, se trasladaban grandes pesos para obligar a la muerte de los fetos, pero, aun así, cerca de tres millones de rumanos en el exilio, actualmente, son hijos del decreto, o hijos de aquellos hijos. Y en Rumanía, en el año 2000, eran 21 millones y medio de personas. El delirio del Líder generó un desastre: al caer el régimen y derogarse el Decreto, por cada 220 mil nacimientos se practicaron 127 mil abortos.
Tumba de los tiranos.
El segundo acto histórico bucarestino que nos trae la periodista polaca fue la Revolución que terminó con Ceaușescu. La autora se aproxima a ella de una forma dramática y teatral, dando a entender que los sucesos acecidos tuvieron mucho de extraños y sospechosos, un sinsentido más en la historia de los rumanos.

El poderoso matrimonio cuando aun vivía tiempos felices.
En cualquier caso, y tras leer estas páginas fascinantes sobre la caída del Régimen en donde:
los rumanos tienen la sensación de haber sido meras marionetas, de que una mano extraña manejaba los hilos”,
nos encontramos con una nueva Rumanía fundada en el caos y en la mentira, en donde las personas del entorno de Ceaușescu han sabido hacerse con el poder, y se aprovechan del afán de olvidar de los rumanos.

Incluso la revista Time le dedicó a Ceaușescu una de sus pestigiosas portadas.

Así es este apasionante libro sobre la esencia de Bucarest, también sobre la esencia rumana moderna, de la que se trata en la tercera parte: la ciudad bajo el capitalismo más cruel e inhumano. Las jaurías de perros abandonados siembran el pánico en la ciudad, los mordidos, incluso devorados, y los afectados por la rabia se suceden en cifras increíbles de decenas de miles junto a la miseria, las ruinas, la pobreza, que convive con el ritmo de cada día. Como asegura la autora del libro:
Bucarest asume los pecados de toda Rumanía para que el resto del país siga siendo hermoso”.
Margo Rejmer ha escrito un libro fabuloso, ha erigido una Bucarest entre el polvo y la sangre de sus habitantes, que se han acostumbrado a vivir inmersos en esa circunstancia. La autora ha escrito también un libro del mismo estilo sobre Tirana, titulado Barro más dulce que la miel. Voces de la Albania comunista. En la solapa del libro, la editorial de La Caja Books anuncia que lo publicarán pronto. AlbaniaMargo Rejmer y Tirana: volverá a ser otra cita literaria, como la de este Bucarest, imprescindible y fascinante. Y nos ayudará a comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos y el mundo del que venimos.

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