lunes, 30 de abril de 2018

Ampliación del campo de batalla-Michel Houellebecq (2)

Título: Ampliación del campo de batalla
Autor: Michel Houellebecq
Editorial: Anagrama
Número de páginas: 174
Año: 1999

El debut del genio furioso

He aquí la primera novela de quién, con el paso de los años, se ha convertido en l´enfant terrible de la literatura francesa, pero también en el mejor escritor de su generación, que ya ocupa uno de los lugares de privilegio. Su debut, con esta Ampliación del campo de batalla, es toda una declaración de intenciones: señalar el camino que ha llevado al hombre moderno hasta la incomunicación, la derrota y el aislamiento.
En ese sentido, Ampliación del campo de batalla puede leerse teniendo en la cabeza la novela de El extranjero de Camus, he incluso La transformación de Kafka, dado que el protagonista houellebecquiano se nutre de ciertos comportamientos apuntados en Mersault y Gregorio Samsa. Al fin y al cabo, estos personajes son una cáscara humana que ha sido reducida a la insignificancia a causa de un trabajo de zapa llevado a cabo por una sociedad aplastante y alienadora. En ese sentido, el protagonista de la novela de Houellebecq es una especie de puesta al día de ambos.
Pero la novela busca algo más: realiza una crítica destructiva y casi apocalíptica de una forma de vida, la nuestra, y de una sociedad anclada en unos pocos y crueles parámetros necesarios para mensurar si alguien posee éxito o si, por el contrario, es un fracasado: el consumo y el sexo. Al tanto tienes, tanto vales, se le puede añadir el con tantas mujeres te acuestas, tanto triunfo social posees. Son los indicadores de una sociedad enferma que aplasta y segrega a los incapaces, un sistema cruel que nos obliga a permanecer en un estado de batalla campal contra todo y contra todos, sin descanso.
El protagonista del libro es un informático con cierto estatus profesional, pero que socialmente se encuentra aniquilado por la cotidiana obligación de tener que pasar por el aro de toda una lista de convenciones hipócritas que le permitan mantener una imagen de falso éxito. Pero, ¿con qué fin? ¿Es realmente necesario? Los personajes que lo acompañan en su día a día son un retrato de miserias, un compendio de frustraciones y amarguras que han aceptado su rendición al sistema, y que así lo alimentan y lo hacen aún más fuerte.
Sin llegar a ser un libro incómodo de leer, Houellebecq resulta en ocasiones desasosegador, y apunta las maneras disolventes que amplificará en sus trabajos posteriores. Es un debut con mucha mala leche, pero cargado de contención, lo que hace del libro una obra inquietante pero reflexiva, bagaje que irá perdiendo paulatinamente en sus siguientes novelas, hasta convertirse en esa especie de punk de la literatura, azote generacional y niño terrible, siempre cargado de razón y obsesionado por dejar al descubierto el hueso de la vergüenza de la impostura, de la pobreza social que nos domina, y que nos hace, cada día, un poco mas miserables.

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