martes, 16 de julio de 2019

Soñar de otro modo.Cómo perdimos la utopía y de qué forma recuperarla-Francisco Martorell Campos (2)



*Esta reseña apareció en Mi Nueva Edad:
https://www.minuevaedad.com/actualidad/2019/7/1/el-libro-del-mes-sonar-de-otro-modo-de-francisco-martorell-campo/

Título: Soñar de otro modo
Autor: Francisco Martorell Campos
Editorial: La Caja Books
Número de páginas: 155
Año: 2019

Las ideas son a prueba de balas
Dadas las circunstancias en las que nos encontramos, una crisis de valores generalizada, global, y en un estado de caos particular, los políticos locales parecen no saber a dónde dirigirse y los intelectuales hace tiempo que dejaron de pensar, ante unas humanidades agónicas, ahora, más que nunca, es necesario reivindicar obras como la que hemos elegido en Mi Nueva Edad como libro del mes de julio: Soñar de otro modo, de Francisco Martorell Campos, editado por La Caja Books y que nos ofrece un jugoso subtítulo Cómo perdimos la utopía y de qué forma recuperarla.
En efecto, se trata de un ensayo. Por vez primera aparece un ensayo de carácter filosófico y social en esta sección (hemos propuesto algún ensayo más, pero era histórico). Los que ya hemos alcanzado esta Nueva Edadque nos caracteriza, quizás, ante los estímulos externos que nos llegan, que de estímulos no tienen nada, son desmoralizantes, es muy posible que estemos perdiendo la esperanza. Aquí interviene el libro de Francisco Martorell Campos. Y dada su importancia, me permitiréis que hoy, de forma excepcional, confeccione una crítica algo más extensa de lo habitual.
Soñar de otro modo nos propone un recorrido a través de las principales utopías que ha puesto en marcha el hombre. La principal, el origen, se encuentra en el humanista Tomás Moro, en una idea utópica que se relaciona con el buen gobierno, con la forma de conseguir un Estado de Bienestar. Sin embargo, esta idea optimista terminará fracasando en sus diferentes reinterpretaciones porque, debido al férreo control estatal, el Estado del Bienestar se convierte en un Estado del Malestar… Y así, aparece la distopía. Es decir, la corrupción de la utopía. Y parece que, hoy en día, nos encontramos inmersos en una. Ante el pesimismo general, Martorell Campos nos va enseñando como otras utopías se han ido quebrando y quedando pasadas de moda.
El autor divide su análisis en tres grandes campos utópicos: la naturaleza, la historia y la sociedad. Mientras nos va ilustrando acerca de las características de cada utopía, nos proporciona una valiosísima información para comprender el mundo en el que nos encontramos —y esto es lo fundamental—. Por ejemplo, resulta muy interesante ver cómo ha degenerado la idea de la naturaleza utópica, para ofrecérsenos ahora una copia de la misma, un sucedáneo de cartón piedra que disfrutamos, e incluso creemos apoyar ciegamente, compuesto de turistas rurales, alimentos orgánicos, derechos de los animales…, etcétera, y que alcanza cotas más que peligrosas en el movimiento anti vacunas, por ejemplo, o en la utopía médica que busca no solo paliar los efectos de la edad, sino vendernos la inmortalidad a través del transhumanismo.
En las utopías históricas nos sucede lo mismo, somos capaces, o el sistema es capaz, de darle la vuelta para hacernos creer que vivimos en la era tecnológica más avanzada posible, pero ahí está la obsolescencia programada para, precisamente, obligarnos a vivir eternamente en un mercadillo de novedades e innovaciones que, en absoluto, lo son. Como hemos perdido la esperanza en la utopía, alguien se encarga de ofrecernos una falsa esperanza, que compramos en forma de teléfono móvil sin plantearnos nada más.
Son tiempos de fake news, de la tiranía digital, del consumo rápido, y a todo ello ha contribuido una involución del hombre que determina la crisis actual: el narcisismo, un repliegue ególatra e insoportable sobre nosotros mismos, en donde únicamente nos preocupan los asuntos personales y la posibilidad del disfrute del aquí y del ahora.
Pero a esta individualización exacerbada, curiosamente, le ha acompañado una desindividualización colectiva y social que ha entregado el poder omnímodo al sistema: Martorell nos avisa de que hemos renunciado a la libertad en pos de la seguridad, a la diferencia en pos de la igualdad y a la intimidad en pos de la trasparencia. Este es, quizá, el principio del fin de la utopía, para dirigirnos, nueva paradoja, a la utopía de un mundo sin utopías. Que la utopía quede iluminada por una luz tenue del recuerdo, embalsamada en un sarcófago transparente, como la momia de Lenin.
Todo esto se nos narra de forma amenísima, directa y concisa, en el libro de Martorell Campos, sostenido, además, por una gran cantidad de referencias a las utopías literarias, también a las distopías, que llevaran al lector curioso, tal vez, a querer saber más y leer, entre muchas de las que se mencionan, novelas como Nosotros, de Yevgueni Zamiatin, todo un clásico y precursor del 1984 de Orwell.
Pero es en el análisis de la utopía social en donde encontramos el verdadero motivo por el que recomendamos este libro: todas las utopías anteriores han fracasado porque no se han ocupado del cuerpo de la sociedad, han buscado mejoras técnicas, tecnológicas, médicas, pero han orillado al hombre que desean salvar dejándolo a un lado. Aquí es donde se plantea la manera de cómo podemos Soñar de otro modo: necesitamos una utopía adecuada a estos tiempos, y ninguna de las anteriores encaja con el Nosotros de ahora. Y esa utopía debe llevarse a cabo, pensarse, para que nos de esperanza a todos, desde el cambio más profundo del tejido social, que se ocupe y preocupe del ser humano y de su bienestar.
De esa forma, podremos Soñar de otro modo, que significa algo tan crucial como volver a tener esperanza, lo que el sistema pretende negarnos. Sin sueños, sin utopías, somos suyos, nos hemos entregado, rendidos.
Leer es poder, significa la posibilidad de contemplar las cosas con otros ojos, formarse un criterio propio, armarnos para defendernos de los tiempos actuales.  Las ideas son a prueba de balas, tal y como se afirma en la distopía V de Vendetta. Y leer libros como el de Francisco Martorell nos hace infinitamente más poderosos. Ese es el objeto de la literatura, del pensamiento, del ensayo. En ese sentido, Soñar de otro modo es una bomba nuclear.

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