lunes, 4 de febrero de 2019

Cuentos-Horacio Quiroga



*Esta reseña apareció en Mi Nueva Edad:
https://www.minuevaedad.com/actualidad/2019/2/4/el-libro-del-mes-cuentos-de-horacio-quiroga/

Título: Cuentos
Autor: Horacio Quiroga
Editorial: Cátedra
Número de páginas: 368
Año: 2005

Del amor, la locura, la muerte y la jungla

Gran parte de la vida del escritor uruguayo Horacio Quiroga transcurrió en la zona de Misiones. Es un dato significativo a la hora de entender el imaginario selvático que aparece en una gran parte de sus cuentos, ubicados en la jungla. Vaya por delante que, Horacio Quiroga, es uno de los más grandes cuentistas hispanoamericanos, maestro y referencia con sus relatos de autores posteriormente consagrados como Cortazar o Borges.
Por eso, los relatos de Quiroga editados en el volumen de Cátedra que hoy recomendamos como libro del mes de febrero en Mi Nueva Edad, tal vez sean una recopilación de lo más significativo del talento como escritor en el complicado género del breve recorrido que poseía Horacio Quiroga. Fundamentalmente, la colección se nutre de uno de sus libros maestros: Cuentos de amor de locura y de muerte, publicados en 1918, y añade relatos extraídos de algunos otros volúmenes: El salvaje (1920), Anaconda(1921), El desierto (1924) y Los desterrados (1926).
En todos los textos reunidos se cumple un imaginario idéntico. La vida del hombre inmerso en las dificultades de la naturaleza, una naturaleza que es la jungla, una selva peligrosamente mortal, cruel, que parece defenderse de la agresión que significa la presencia humana en sus entrañas.
De esa forma, las narraciones que Quiroga pone en pie se deslizan entre el género de terror y lo que podría denominarse relato gótico. Un buen ejemplo de eso son las espeluznantes piezas tituladas La gallina degolladaEl almohadón de pluma, en donde los elementos y recursos de un pavor incontrolado y de origen desconocido, con raigambre en el mal absoluto, entroncan al uruguayo con el alemán E.T. A. Hoffmann, por ejemplo.
Otros de los relatos de Quiroga presentan el horror como una consecuencia de la lucha del hombre en la selva y de sus infructuosos intentos por mantenerse con vida en un terreno tan hostil. El hombre muertoLas moscas y El hijo son breves entregas desbordantes de maestría, capaces de poner los pelos de punto al lector más avezado.
Sin embargo, no debemos quedarnos en la idea de que Quiroga sea un autor de relatos pavorosos. Ni mucho menos. El terror viene de la mano de sus historias, como una consecuencia del relato, pero nos está contando otras cosas que, casi inevitablemente, acaban desembocando en tragedias y horrores.
Los cuentos de Quiroga tratan de mostrar la supervivencia del hombre en situaciones extremas, como en el magistral A la deriva o en La insolación, pero también el castigo, de corte ecologista, que reciben esos mismos personajes por parte de la jungla al haberse inmiscuido en su territorio. La muerte aparece de una forma natural, como la lógica consecuencia del combate entre el hombre débil, pero soberbio, y la poderosa naturaleza.
Quiroga pone en pie un mundo asfixiante y venenoso, erizado de peligros y espantos, en donde la muerte, la locura, o el mal, son los protagonistas absolutos. Por todo ello, es un autor que estremece; la lectura de sus relatos no deja indiferente: produce asco, rechazo y fascinación a partes iguales.
Estamos, sin duda, ante la obra literaria de uno de los mayores genios que se hayan enfrentado al complejo género del cuento. Y en ese combate, Quiroga ha salido ampliamente victorioso. Basta con leer La gallina degollada o El almohadón de pluma para darnos cuenta de que nos encontramos ante un autor excepcional.

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