lunes, 9 de julio de 2018

Seda-Alessandro Baricco



*Esta reseña apareció en el sitio Mi Nueva Edad:
https://www.minuevaedad.com/actualidad/2018/7/3/el-libro-del-mes-seda-de-alessandro-baricco/

Título: Seda
Autor: Alessandro Baricco
Editorial: Anagrama
Número de páginas: 125
Año: 1997

El espíritu del haiku

Todo lo que ocurre en Seda es como un hachazo de plumas. Todo lo que sucede en Seda es volátil, intangible, ligero y hermoso, liviano y delicado. Todo lo que ocurre en Seda es frágil y simbólico. Seda pasa por ser la obra maestra del escritor italiano Alessandro Baricco, y tal vez lo sea.
En Seda nos encontramos con una historia minimalista que encierra un extraño y tenaz triángulo amoroso, pero esto es casi algo anecdótico porque lo importante de la novela es la prodigiosa forma en que está escrita.
Baricco aúna en Seda dos artes milenarios del Japón: toma elementos del teatro Kabuki y del haiku, ese breve y complejo poema. De esa manera, el escritor intenta reflejar los aspectos de la poesía en su narrativa, pero no solo desde una escritura lírica o evocadora, cargada de simbolismo y delicadeza, sino también intentando imitar, además, las estrictas formas del haiku.
El haiku es un género bien complejo, aunque su brevedad extrema hiciera pensar al profano todo lo contrario. El compositor de haikus, el llamado haijin, debe escribirlos inmerso en un estado de perplejidad o deslumbramiento ante aquello que contempla. Ese estado se denominaaware.
Baricco, en Seda, intenta reproducir el espíritu del haiku en su forma narrativa —o al menos aproximar la narración hasta lo poético— y, además, trata de trasvasar esa idea, el estado de aware, a sus personajes, y no solo a ellos, también al lector. En esto radica el acierto del libro, en lo deslumbrante, colorido y rico, a pesar de la economía de recursos narrativos.
La novela es muy breve, pero alberga todo un mundo en su interior, un mundo en donde reina el imperio de la sinestesia, en donde los pájaros, los jardines, los estanques, se fusionan con el tacto sugerente de las sedas, con los paisajes nipones y con los gusanos de seda. Se conforma así un mundo delicado cuyo equilibrio se mantiene en la quebradiza base de un triángulo equilátero conformado por el viajero protagonista, su mujer y una muchacha japonesa de rasgos occidentales.
El misterio de aquella mujer, el rígido canon feudal, lo exótico de lo misterioso y lejano, son otras formas, formas que tiene Baricco, de penetrar en el alma humana para desentrañar sus misterios. Unos misterios que son delicados como las telas de Oriente, pero empedrados de hormigón. Así de contundente es la novela Seda: tal que un hachazo de plumas.

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