jueves, 6 de septiembre de 2018

Amenaza-Mara Mahía/Oliver Besnier

Oliver Besnier se alió con Mara Mahía para escribir una novela a cuatro manos. Supieron muy bien cómo crear expectación, como vender las cosas de forma original y diferente, y dieron un sorprendente golpe de efecto con esta primera publicación. Originalmente, Amenaza venía firmado por un enigmático M. B. Lunas, seudónimo que Mara y Oliver confabularon juntos. Una vez creado el conveniente misterio se desveló que la novela estaba escrita a cuatro manos.


Nunca he creído mucho en las novelas escritas a cuatro manos, o incluso por colectivos. Sin embargo, un ejemplo de gran brillantez es Q, de Luther Blisset, seudónimo tras el que se encuentra un grupo de cuatro escritores italianos. Ellos hicieron una buena novela, ¿por qué no podría serlo Amenaza?


Y vaya que sí que lo es. Amenaza, seamos exactos, de Mahía/Besnier, es un breve trayecto literario de 97 páginas, repleto de talento y buenas intuiciones narrativas. El libro nos cuenta una destructiva historia familiar de dos hermanas repletas de enconos que no dejan de mirar al pasado trágico; las relaciones tóxicas con los padres, las cargas de culpa, la mala conciencia, los abandonos, la dejadez sentimental, el odio y el resentimiento.
Amenaza es un amargo compendio de las más habituales conductas humanas en una narración desde dos planos que se alternan: la historia de Jana y la historia de Alis. Esta bifocalidad le proporciona una agilidad especial al libro, que salta de un punto de vista a otro, pero siempre dándonos la impresión de que se nos oculta algo.
La tensión en Amenaza va creciendo a medida que las historias se solapan, cuando los odios impregnan no solo las relaciones, también los propios recuerdos. El lastre del pasado, de lo que se hizo en ese pasado, pero también de lo que no se llegó a hacer, es como un cáncer que todo lo corrompe, extendido hasta el tuétano en la familia de las dos hermanas.
Este texto ágil, rápido y voraz, saca a flote el análisis psicológico de los personajes, algo que tal vez ya no esté muy de moda; lo recupera y lo muestra como una forma de hacer buena literatura. Literatura de sentimientos, pero no de sentimientos ñoños, ni blandos, sino literatura de sentimientos caníbales, escritos desde el corazón y los pulmones, desde el hígado y los riñones, poniendo el alma y la anatomía en ello, para un ejercicio muy sólido de honestidad narrativa.
Cuadernos Heimat, nombre que urdió Mara Mahía para la editorial, al igual que el ideario o descripción estética que se busca con ello, no podría debutar mejor. Esta primera entrega —creo que puede encontrarse en la biblioteca del metro de Barcelona—, es una promesa de muchas cosas atractivas e interesantes que pueden venir de la mano creativa de Mara MahíaOliver Besnier. De Mara Mahía, aparte de sus dibujos, venimos disfrutando de sus Maragramas. Una muestra de su originalidad la encontraréis en su Instagram, @maramahia.

Porque la buena literatura no conoce de lugares excluyentes, tal y como al final de Amenaza, con mucha perspicacia, se advierte: el libro se terminó de imprimir “en algún lugar de Polonia”.
Alfred Jarry, cuando estrenó su inmortal obra Ubú, Rey (un 10 de diciembre de 1896 en el Noveau Theatre de París), dio un pequeño discurso introductorio en el que afirmó que:
En cuanto a la acción que va a comenzar, se sitúa en Polonia, o sea, en ninguna parte”.
Por eso Amenaza, la propia editorial de Cuadernos Heimat —por otro lado con mucha fidelidad a lo que Mahía define como Heimat—, se ubican en algún lugar de la ubuesca Polonia, es decir, en ninguna parte y en todas, porque la literatura pertenece al lugar al que llega y desembarca o aterriza, al lugar de nuestro interior en donde la albergamos para que nos acompañe siempre. 

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