POESÍA QUE SE DESLIZA POR EL BORDE DE
LA LUZ
Hace unos días tuve la oportunidad de asistir
a la exposición, llevada a cabo en Aranjuez, su ciudad natal, de la Serie Malevich del pintor
constructivista Julián Casado. Junto a la exposición se organizaron unas
jornadas paralelas de conferencias y actividades promovidas por un grupo de
mujeres que se han empeñado en que la obra de este notable artista no caiga en
el olvido, que no se pierda o abandone Aranjuez. Entre ellas, destaca la poeta
Montserrat Doucet, que ha puesto uno de los mayores esfuerzos para promocionar
a Julián Casado. Mi visita a la muestra, que pude realizar en paralelo con
lecturas de poemas de Doucet realizados para ilustrar la Serie Malevich, me alertó de que todavía no había reseñado un
poemario tan bello como exigente, y que ya era momento de saldar esa deuda.
Montserrat Doucet llevó a cabo, en
2013 y en la Editorial Doce Calles, su propia Serie Malevich poética, plasmada en un libro artesanal (montado a
mano por la propia autora y con una tirada limitada a 150 ejemplares firmados
por ella) tan gozoso como bello. Una joya literaria de una rareza magnética en
donde a cada fotografía de cada cuadro le acompaña un poema. Un esfuerzo
descomunal que cristaliza en una poesía fría, arquitectónica, de versos trazados
con tiralíneas y atmósfera luminiscente.
Era un gran desafío. Y tuve el
privilegio de poder asistir en primera línea al proceso creativo y compositivo
de estos veintiún poemas que acompañan a otros tantos cuadros seleccionados de
la serie de 42 piezas del pintor de Aranjuez. Partiendo de una de las premisas
fundamentales que emanan de las pinturas:
“Solo un instante
para abrir y cerrar
todo el espacio” ,
Montserrat
destila su trabajo poético tomando de la mano las líneas fundamentales del
pintor: luz, geometría y espacialidad:
“El verdadero espacio
Nace del corazón vertical de la luz”.
La obra de Casado se plantea en estos breves
poemas como una batalla entre la oscuridad, que rellena todos los recovecos, y
la luz que pugna por taparlos en una catarata de destellos:
“Lo oscuro, tal vez,
emerge de la luz,
no del espacio”.
De esta confrontación nacen los
cuadros que componen la Serie Malevich,
y de esta crisis brotan, producto de una gran tensión por describir
poéticamente, los versos de Montserrat en un ejercicio de desnudez lírica que
cede todo el protagonismo a las extrañas sensaciones que transmiten las
pinturas. De ahí el esfuerzo de la poeta por construir el artefacto poético
desprovisto de las mayores metáforas posibles, casi sin imágenes, para que
resulte un poemario directo y cerebral, pero eficaz, porque apunta directamente
a la gélida impresión que los cuadros causan en el espectador. Un impacto que
es producto de un tour de force entre
las líneas y la gradación de la paleta de colores, un tour de force que se traslada a la poesía, en un combate entre la
ausencia de imágenes elegida para acoplar la palabra y los breves poemas que se
conciben como un todo, como una emanación mental que vuelca las telas en las
páginas.
Esta batalla campal entre la forma pictórica y la forma poética lleva la sinestesia hasta un nivel hipnótico, un embrujo desasosegante que se significa en el libro de Montserrat Doucet. La autora combate con los versos, con las pinturas, y consigue burlar con éxito lo que denomina como las “inaccesibles trampas de luz”.
Ahora, lo realmente urgente es que Aranjuez
encuentre un lugar para la exposición permanente de una obra fundamental como
la Serie Malevich de Casado, que los
oídos de quienes puedan hacer esto posible se muestren receptivos y, tal vez,
embrujados por el poemario de Doucet que, como el pintor, ha querido “ser ya el
espacio”.
¿Koba ha adoptado un pseudónimo? Enhorabuena por ese doctorado, que, supongo, reciente.
ResponderEliminarGracias Ángelus. En efecto, el doctorado fue hace relativamente poco, cosa de un año o así. Y respecto a lo del pseudónimo... recomendaciones de ir a cara descubierta por asuntos relacionados con la búsqueda de empleo... en fin, ya sabes. Un abrazo.
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